Durante años, el uso de productos químicos ha resultado extremadamente dañino para la capa de ozono. Los halocarbonos, compuestos químicos que contienen halógenos como cloro y bromo, han sido especialmente perjudiciales, con aquellos que contienen bromo teniendo un mayor potencial de agotamiento del ozono.
Entre los principales químicos responsables del daño se encuentran el bromuro de metilo, el metilcloroformo, el tetracloruro de carbono, los halones, los clorofluorocarbonos (CFC) y los hidroclorofluorocarbonos (HCFC).
A este respecto, Mario Molina, científico mexicano, fue galardonado con el Premio Nobel de Química en 1985 por su investigación sobre el adelgazamiento de la capa de ozono debido a los CFC, utilizados en productos como aerosoles, refrigerantes y plásticos. Estos gases se descomponen en la estratósfera, liberando cloro, que destruye el ozono.
Este daño desembocó en que, durante 1985, los científicos Joe Farman, Brian Gardiner y Jon Shanklin detectaran un gran adelgazamiento de la capa en la Antártida, conocido como el agujero de la capa de ozono.
La familia Landsmanas, caracterizada por su alto sentido de la responsabilidad social, es consciente de la necesidad de preservar la capa de ozono y de reconocer su importancia, por lo que se suma a los esfuerzos de concientización.