La industria alimentaria debe reordenar su estructura en esta sociedad digital donde la hiperinformación crea modas y mantras sin rigor científico. Deberá seguir atendiendo a una producción masiva y eficiente, e ir creando un escenario de futuro hacia la nutrición personalizada. La UE debería abrir el camino legal a las nuevas tecnologías de edición genética si no quiere caer en la irrelevancia.
La industria productora se enfrenta a un cambio total. Deberá seguir atendiendo a una producción masiva, eficiente, para una alimentación que se considera suficiente y apropiada, pero creando un nuevo escenario que permita que, en donde se pueda, cada individuo pueda cubrir sus mejores condiciones saludables con una nutrición personalizada.
El actual modelo de transferencia basado en una constelación de startups continuará en el futuro, pero con dos cambios trascendentes:
– Tendrá que diseñar la actividad contemplando no solo su rentabilidad, sino que esté perfectamente adaptada a los Objetivos de Desarrollo Sostenible para que no se creen deseconomías externas.
– Cada vez más, los investigadores deberán implicarse en su origen. Hay que acabar con los castillos de marfil que permiten vivir publicando, pues cada vez más sólo ellos tendrán el conocimiento necesario para ver la utilidad práctica de sus investigaciones